En una empresa no muy grande como la nuestra, mantener un blog al día es muy difícil, primero porque somos nosotros los que lo llevamos, (en este caso yo) y segundo porque estos últimos meses son los más intensos de la campaña.
Desde mi última entrada en el bloc, que fue en agosto, han pasado solo 4 meses, pero parece que han sido muchos más.
En septiembre tuvimos un mes muy caloroso y seco, que nos obligó a adelantar la campaña de recolección de los olivos milenarios al 2 de octubre, casi un mes antes de lo normal en esta variedad, aunque el rendimiento de la aceituna fue muy correcto, la calidad, aun estando dentro de los parámetros exigidos por la Marca de Garantía, no es tan excelente como el año pasado, la falta de agua y las temperaturas tan elevadas del mes de octubre, han influido negativamente.
También mientras estábamos recolectando la aceituna, tuvimos la visita durante varios días de Florence Vierron, redactora en jefe del diaria Le Figaro, quien prepara un reportaje para su dominical, junto al fotógrafos Claudie y Laurence presidenta de Carrtoon Spirit; Esperemos que salga pronto.
Si no tuviéramos bastante trabajo, a finales de octubre se nos presentó la ocasión de coger dos fincas con 4 y 6 olivos milenarios, abandonados desde hacía varios años, así que me puse manos a la obra y los limpie durante varios días y los prepare para la recolección, pero el viento se encargó de no darnos tiempo a recolectarlos, pero eso no importa, 10 olivos más que están ya a salvo.
Luego durante diciembre recogimos nuestro virgen extra, este año con más variedad “Llummetas” y Farga que Regues.
Por último y después de un año, vimos la película El Olivo de Icíar Bollaín;
Opinión: Lenta, aburrida y simplemente hecha para un solo fin: Recaudar subvenciones públicas con un tema recurrente, sin duda el mejor actor fue Manuel Cucala, el único actor no profesional del film y si tengo tiempo, en otra entrada en el bloc explicare una conversación que tuve con Manolo sobre la película.
Pero bueno, estamos acostumbrados a que se nos metan por el medio gente interesada en llenarse los bolsillos o salir en la prensa salvando olivos milenarios, ahora sin tener ninguno, sin limpiar ninguno, sin cuidar ninguno, sin recoger ninguno y sobretodo sin comprar su aceite, por ejemplo ahora tenemos unos que se llaman “Salvem lo Monsia”, interesantes personajes que solo llevan los olivos milenarios en pancartas, pero no en su corazón, ahora si quieren salvar algo, tranquilos en la próxima finca de olivos milenarios que limpiemos les vamos a llamar y seguro que aquel día no pueden venir porque tienen alguna “mani”.
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