Hace unas semanas Pablo Roig, alcalde de Catí y diputado de desarrollo rural, me llamó para preguntarme si podía atender un viernes por la tarde a las seis, a unas personas que querían ver olivos milenarios y que venían de parte de Castelló Ruta de Sabor. Un viernes a la seis no es una hora ideal, pero sabiendo el trabajo que están realizando para los pequeños empresarios de la zona no me podía negar.
Como siempre cogí en mi coche dos botellas pequeñas de aceite milenario y unas cucharas por si lo querían probar. Llegamos a la finca “Les Serretes” propiedad de Miguel Agustín, que muy amable por su parte me dejó que le cuidara sus impresionantes olivos milenarios, les empecé a explicar la historia, la variedad de los olivos, como llegué yo a dedicarme a este trabajo y todo aquello que me iban preguntando. Me extrañó que me hicieran una foto al lado de un olivo, normalmente la gente me pide que se la haga yo a ellos y no al contrario. Luego me preguntaron si me desplazaba a eventos o ferias y les comenté que curiosamente unas semanas antes no pude asistir a Madrid Fusión. Tenía sitio y un stand como todos los integrantes de Ruta de Sabor, pero que al estar allí algunos de mis clientes de la envasadora yo creía que era hacerles la competencia e incluso le enseñé algunas fotos con el móvil de los stands de esta feria.
Los amigos de Pablo se rieron y me preguntaron si no me habían comentado quienes eran, a lo que respondí que no, pues bien, eran José Carlos Capel, director de Madrid Fusión, crítico gastronómico del diario el País, autor de varios o muchos libros de cocina y su señora Julia Pérez Lozano, también periodista gastronómica en el diario el Mundo y directora de Gastroactitud. Bueno, los olivos milenarios de 8 metros de diámetro eran pequeños para esconderme y yo con un mantel de tela en el capot del coche y una cucharas de plástico para hacerles una maravillosa cata, pero debo decir que son personas amabilísimas que me trataron estupendamente, que no les importó en absoluto la forma en que les estaba atendiendo y cuando me dijo Capel que escribiría sobre mí, pensé que soy demasiada poca cosa para un premio tan grande, pero me equivoqué y siempre estaré agradecido a todos aquellos que quieran ver mi trabajo, sea la hora que sea y les seguiré atendiendo de la mejor manera posible como he hecho siempre.
No puedo terminar sin pedirles que si leen el artículo en el País, se darán cuenta que nombro a la Taula del Sénia, sin ninguna crítica por mi parte, ya que hacen un enorme trabajo en favor de los olivos milenarios, pero nunca comprenderé porque una mancomunidad sólo apoya a las grandes cooperativas, menospreciando a los pequeños agricultores que nos jugamos nuestro poco dinero en inversiones para tener un futuro digno.
Ver artículo de José Carlos Capel en El Blog de El País Gastronotas de Capel